¡Pero no se mezclan! Ése podría ser el pie de foto de la impresionante imagen.
Una instantánea tomada en el golfo de Alaska y correspondiente al encuentro de dos masas de agua de las que destacan dos obviedades. Una, tienen diferente color, algo que salta a la vista; y dos, no llegan a mezclarse, es clara la línea que forma la espuma en la intersección de ambas. Entre dos aguas.
Lo que ya no resulta tan obvio, es el por qué se produce este fenómeno. Algo que, ya se habrá imaginado, estoy a punto de hacer.
Una dificultad que está relacionada con la forma en la que la salinidad, que depende a su vez de la temperatura, afecta a la densidad del agua del mar que influye a su vez, de forma primordial, en su estratificación vertical.
Por cierto, no se lo he dicho aún, a este fenómeno se le conoce con el nombre de haloclina.
Que en la rama de la Geografía que estudia los ríos, lagos, mares, océanos y cualquier espacio del mundo acuático de la Tierra, o sea la Oceanografía, tiene un doble significado.
Una dificultad que está relacionada con la forma en la que la salinidad, que depende a su vez de la temperatura, afecta a la densidad del agua del mar que influye a su vez, de forma primordial, en su estratificación vertical.
Por cierto, no se lo he dicho aún, a este fenómeno se le conoce con el nombre de haloclina.
Que en la rama de la Geografía que estudia los ríos, lagos, mares, océanos y cualquier espacio del mundo acuático de la Tierra, o sea la Oceanografía, tiene un doble significado.
Designa tanto, a ese hecho diferencial causado por el cambio gradual de forma vertical en la salinidad de una masa de agua, como a cualquiera de las capas de la columna de agua, en la que la salinidad del agua cambia rápidamente con la profundidad.
Ya lo ve, no se mezclan.
Impresionante, son inmiscibles como el agua y el aceite.